viernes, 7 de mayo de 2021

 

“EL LIBRO DORADO DE LOS NIÑOS”

Cristina Romero y Francis Marín

 

“Tu poder se activa intensamente cuando eres tú mismo.

Cuando respetas a tu cuerpo y a tu corazón.”

 

 

 

Buenos días de viernes. A puertas del fin de semana otra lectura más que recomendable y parte de la tan necesaria Educación Sexual que padres, madres y maestros/as compartimos.

 

Siguiendo con la trilogía ya anunciada la semana pasada os presento hoy el bello y original “Libro Dorado de los Niños”.

 

Esta obra presenta, con la mayor de las sensibilidades, atributos que acompañan la identidad masculina de los niños desde un lugar muy real, alejado de estereotipos, un lugar que acoge la fuerza pero también la vulnerabilidad, una de las mayores deudas de la sociedad con respecto a los hombres.

 

Lo masculino es fuerza y es poder. Pero una fuerza que no está escondida en los músculos, un poder que no depende de lo que los demás puedan ver y reconocer, sino un poder que se activa cuando eres tú mismo, cuando respetas a tu cuerpo y a tu corazón. Y respetarlo implica escucharlo, reconocer la vulnerabilidad y poder expresarla, sentirse fuerte con ello porque estás escuchándote y respetándote.

 

Y es ese poder el que lleva a lo masculino a sus deseos primarios, lo que le lleva a proteger la Vida y todo lo que la rodea, sus ritmos, sus movimientos, sus ciclos.

 

Pero para ser uno mismo hay que ser valiente y mantenerse cerca del corazón, sin alejarse escuchando lo que los demás quieren de ti, que es justo lo que te aleja de este poder: Eres valioso y único, tal y como ya eres”.

 

Los niños y los hombres ríen y también lloran. Llorar es un regalo que nos da la naturaleza para poder expresar lo que sentimos en nuestro interior, y no dejarlo adentro entristeciendonos. Ser valiente es saber estar rodeado de las personas que nos comprenden, nos permiten reír y llorar, y pueden quedarse al lado de nosotros sin juzgar, sencillamente a lo que necesitemos.

 

Los niños también sienten miedo, soledad o vergüenza. Escúchate y siéntelo. Siente cómo es ese dolor y cómo puedes conocerlo, sostenerlo y transformándolo. Exprésalo y conecta contigo mismo de nuevo. Y cuando crezcas hombre, hazlo siendo un aliado de tu corazón.

 

 

“Recuerda que los niños somos poderosos.

En nuestro interior llevamos la semilla del nuevo mundo.

Y que no hay poder sin Amor.”

 

 

Virginia García Soriano, Pedagogía Terapéutica.

 

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