viernes, 21 de mayo de 2021

 

Prevención de Abusos Sexuales con:

 

“EL LIBRO ROSADO DEL AMOR”

 

“La única puerta al amor verdadero la tienes cuando te colocas en el lugar del respeto por ti misma”.

 

 

Los traumas en general no son sólo experiencias dolorosas que dejan a las personas afectadas indignación o culpabilidad por haberlas vivido. Los traumas son además capítulos hirientes porque dejan un efecto en la identidad, en la autoestima, en la sensación más íntima de la persona o de las criaturas menores.

 

El tema de los abusos sexuales es una situación de este tipo, que suele venir en su mayoría de las personas cercanas al niño o familiares y por tanto genera mucho dolor porque es alguien muy cercano quién está generando esta experiencia que socialmente está vista como una denigración para la persona. Afecta a la autoestima y en la cotidianidad hay mucho sufrimiento del cuál no es tan sencillo recuperarse.

 

Pero no sólo se da en el ámbito familiar sino en todo lo cotidiano: la escuela, los grupos de iguales en el tiempo libre y muchos otros espacios sociales. Es un tema importantísimo, que afecta a muchas más personas de las que se sabe, porque muy pocas son denunciadas y muy pocas de las denunciadas reciben una condena. Un veinte por ciento de la población de entro 0 y 18 años ha sufrido abuso sexual según las estadísticas, un cuarto de la población. La mayoría son niñas, aunque también hay bastantes niños. Solo un dos por ciento son denunciados.

 

 

La prevención de abusos sexuales es necesaria incluirla en el currículum de los educadores para que dispongamos de una información del volumen que representa esto y una formación suficiente para poder realizar una tarea de prevención, sin que genere un pánico en los niños y niñas que les afecte a ellos y ellas, así como a las personas con las que se relacionan continuamente.

 

 

 

“El amor no es sufrimiento ni sacrificio. Ni puede existir donde hay ningún tipo de violencia. Amar es ayudar a la persona amada a ser feliz a su manera, nunca limitar ni controlar su felicidad”.

 

 

En general el mundo es muy adultocéntrico. Las necesidades, expresiones y vivencias infantiles tienen poco valor y poco relieve. Ante algunos testimonios sentimos dudas de que sean verdad y sin embargo, tenemos que tomarlas con el mayor cuidado, respeto y credibilidad. Dar espacios de escucha sin juicio nos ayuda a captar cómo se sitúan nuestros hijos o nuestros alumnos.

 

En el contexto familiar es fundamental la prevención: ofrecer este espacio de contención amorosa positiva en el que la criatura se sienta segura donde pueda hablar y contar sus cosas es lo que como padres nos toca ofrecer. A veces escuchar y permanecer en silencio abrazando es más sanador y nos conecta más con los niños que aprovechar los momentos en los que nos niños vienen porque necesitan afecto para dar sermones o discursos de lo que está bien y lo que está mal. Espacios de adultos disponibles capaces de un “silencio reflexivo”.

 

Niños con tendencia a seguir a los demás, a someterse o al silencio necesitan adultos que cuiden continuamente desde la tangente, y nombren límites o les ayuden a ponerlos cuando perciban que los niños no lo están haciendo. Por el contrario, niños más dominantes, con dificultad de acatar los límites y ejercer por la fuerza, necesitan adultos que les pongan límites y les ayuden a respetarlos. Para los padres son acompañamientos agotadores, pero son necesarios para que llegado el momento de jugar un papel de adulto, sepan situarse en el lugar que les corresponde y no como víctimas ni como agresores.

 

 

 

Otras veces está bien nombrar en forma de cuento y en ocasiones lo que nos tocará es hablar con otros adultos o familiares que hacen comentarios inoportunos que pueden herir sensibilidades de los más pequeños, a pesar de lo incómodo que esto pueda ser para nosotros. Mirar de cerca y protegerlos es la prioridad.

 

Y para terminar mencionar algunas claves:

 

-       Pequeños juegan con pequeños, medianos con medianos y adultos con adultos.

 

-       El consentimientos no es sólo decir sí o no. Consentimiento implica tener la información de lo que va a pasar y tener la libertad de decir sí o no.

 

-       No forzar a los niños a dar besos y abrazos, ni siquiera a otros familiares como tíos/tías o abuelos/as. Las expresiones de amor son íntimas y no pueden ser pedidas, se dan cuando así se siente y esto debe ser respetado. Enseñar desde pequeños que ellos tienen esta decisión y la elección de dar su cariño está sólo cuando así lo desean, es un gran aprendizaje que les ayudará mucho a poner límites en el futuro, cuando sea necesario.

 

-       Escuchar muy cuidadosamente ante un relato que nos haga sospechar. Con la delicadeza de inspirar confianza todo el tiempo. No se trata de hacer de detectives con un gran interrogatorio, algo que transmitirá nerviosismo, y que hará a la criatura recular y ocultar información, una estrategia común cuando perciben que algo está mal y se sienten culpables por algo que han hecho que no es correcto. Se trata de un escuchar que transmita calma y presencia, que vaya más dirigido a averiguar cómo se han sentido, qué no ha sido respetado y qué necesitan de ti como adulto a quien le cuentan algo, por qué te lo cuentan y cómo puedo yo actuar para ayudarle a evitar abusos, a la vez que seguir siendo un vínculo elegido de confianza para detectarlos.

 

“Y si alguien en el pasado traspasó alguna vez tus límites o los traspasa ahora, recuerda que lo que sientes es valioso e importante. Alza tu voz diciendo BASTA, y pide ayuda. Mereces encontrar, crecer y vivir en un entorno seguro".

 

 

Virginia García Soriano

Pedagogía Terapéutica

 

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